
Marcaron Rojas, Funes Mori y Villalva.
River arrancaba el partido con un mar de dudas, con dos derrotas en continuado. A las bajas de Ortega y Gallardo, se le sumaba la ausencia de Buonanotte por la historia ya conocida. El hincha de River estaba expectante. Sabía que Boca andaba a los tumbos, pero eso no era parámetro de partido asegurado. Todo lo contrario. Al partido había que lucharlo y trabajarlo bien durante los 90 minutos si se quería salir airoso, sano y salvo.

River salió a jugar un gran primer tiempo y encontró rápidamente la ventaja en Rodrigo Rojas, jugador que fue incluido por Astrada a último momento. Pero no sólo Rojas tuvo su noche soñada, debut y gol. Superlativo partido de los chiquitos bailarines de adelante: Keko Villalva y Funes Mori. No les pesó para nada la responsabilidad de un superclásico, se cargaron el super al hombro con sus locuras y brillaron en el segundo tiempo a puro toque y alegría.
El segundo tiempo quedará en el recuerdo de todos los riverplatenses. Baile y fiesta. Afuera, en las tribunas, y adentro de la cancha. Nos merecíamos un partido así. El encuentro en la Felíz tuvo todo lo que tiene que tener un clásico para gozarlo de sobremanera. Lindos goles, lindos toques, baile. Calentura e impotencia del rival, expulsado. Ver la tribuna dibujada de ellos mejoró la noche riverplatense.
El encuentro tuvo una gran respuesta de los jugadores, que pusieron todo para empezar esta nueva etapa con esperanzas renovadoras. Esto recién empieza, y apenas fue un partido, es cierto. Pero fue un Superclásico y se ganó de la mejor manera. Merece ser festejado.
Enviado Especial a Mar del Plata- Juan Maestripieri