
Pero el fútbol es contagio, y el Ogro entró a jugar su partido. Todos pusieron sus miradas en él. Los de Central empezaron a ponerse nerviosos y a perder la pelota. Pensaban más en molestar a Fabbiani que en jugar al fútbol.
Y desde ese momento fue otro River. Todos se contagiaron y llegó el empate a trabés de un cabezazo de Martín Galmarini y el 1- 1.
River creció. River se contagió y empezó a librarse de la presión que Central y la hinchada canalla depositaban en el jugador número 23: el Ogro.
Cuando River ya era más que el canalla la tomó Fabbiani y con un derechazo desde fuera del área, metió nun golazo y el definitivo 2- 1.
River ganó en Rosario y obtuvo su segundo triunfo consecutivo. Las esperanzas vuelven a sembrarse en los hinhcas del más grande, sabiendo que River sigue jugando mal. El primer tiempo se pareció mucho al del último año.
Pero con "un Gordo Talentoso" dentro del campo de juego, con un único jugador que contagie, todo puede empezar a cambiar.